Hay amor en el mundo. Exacto, en el mundo, pero no en mi
casa. Aquí se ha paseado sin llegar a echar raíces. ¿Quién querría tener raíces
en un piso? Para jardín botánico ya tengo el fregador con todo estilo de
plantas nuevas junto a una pequeña civilización habitada por el alcalde Mr.
Moho y su esposa la Sra. Putrefacción.
No suelo preguntarme nada porque no sé responderme cosas con
sentido. Aún así, ¿dónde está el amor? La enorme incógnita de la vida, el
gigantesco misterio del pobre idiota que estoy hecho. ¿Cuándo reaparecerás? Ven
y acondicióname la cabeza, que el champú no me lavó bien las ideas. Si vienes, trae algún manual que me enseñe a hacer las cosas bien, lo necesitaré para echarme la bronca por no haberlo leído antes de que todo acabara mal.
Al fin y al cabo, ¿qué más da? Si, cuando tengo algo, lo aprovecho y desaprovecho al mismo tiempo. Al menos sé que no desaprovecharé ninguno
de los besos que no me des. ¿Demasiadas negativas para ti en la frase? Enamórate
y deja de pensar.