18 dic 2015

Apostar a perder


Siempre apuesto al 0 porque, cuando acierte, el premio durará toda la vida. Va a costar ganar, lo sé, pero merecerá la pena haberlo hecho durante años al mismo número. Me habré dejado la vida para conseguirlo, habré dejado amigos, relaciones e, incluso, una fortuna. Aún así, ¿qué me hace pensar que el 0, en una interminable posibilidad de números, no sea mi apuesta segura?

El crupier dice que padezco ludopatía sentimental, que el casino no abriría si no fuera por mí. La camarera me sigue sirviendo un buen vaso de amargura con dos hielos. Y el encargado, efusivamente, me da las gracias por seguir siendo fiel a este lugar vacío en el que me juego la dignidad a doble o nada.

Ya es la hora de cerrar. Me dejan una última apuesta. Lo pongo todo al número de siempre. Hacen girar la ruleta. Permiten que sea yo quien lance la bola y me voy dando la espalda al resultado.